PRÁCTICA 13 - LA EDUCACIÓN EN 2050

 


La última lucha por el pensamiento crítico

En el año 2050, la educación se ha transformado drásticamente, reflejando la aguda disparidad entre las clases sociales. Los avances en inteligencia artificial (IA) han progresado a tal punto que cualquier persona puede acceder a esta tecnología, eliminando su estatus de privilegio. Sin embargo, esta accesibilidad universal ha generado una paradoja distópica: los colegios que aún apuestan por la enseñanza tradicional, desprovistos de recursos tecnológicos, se han convertido en bienes codiciados por las élites dominantes. En contraste, las clases bajas apenas tienen acceso a estos centros exclusivos, donde la educación se imparte sin la intervención de la IA.

El mundo se ha adaptado a la inmediatez que la IA proporciona, relegando las hojas y lápices a reliquias del pasado. Mientras los teclados y portátiles abundan en cada rincón, reflexionar demasiado se ha convertido en una práctica casi prohibida. Los libros, otrora comunes, ahora son objetos de deseo, tan valiosos que poseer uno es un signo de estatus. La sociedad ha sucumbido a una cultura de inmediatez, donde la IA ahorra tiempo y se encarga de pensar por nosotros.

Con 69 años, he vivido y sufrido esta transformación radical de la sociedad, especialmente a través de los ojos de mi hijo. Ahora, con 35 años, él sufrió el cambio radical en la enseñanza cuando asistía a lo que en el pasado conocíamos como Instituto. En su infancia, la transición hacia una educación dominada por la tecnología era inminente, y él fue uno de los últimos en experimentar el antiguo sistema educativo.

Ahora, su hija pequeña asiste a un colegio repleto de tecnología, como es la norma en esta época. Sin embargo, en casa, nosotros la obligamos a usar su cerebro de manera diferente. Mi formación como profesora de lengua y literatura, aunque ya retirada, es conocida en nuestra comunidad. A menudo, padres preocupados acuden a mí, pidiéndome que dé clases particulares a sus hijos. Quieren que les enseñe a pensar, a entender, a reflexionar, a tener comprensión lectora; habilidades que la IA ha tomado por nosotros.

Cada tarde, en nuestro pequeño salón, lleno de libros polvorientos y cuadernos viejos, me siento con mi nieta. Le enseño a descifrar las palabras, a encontrar el significado oculto en los textos, a cuestionar lo que lee. Es un proceso arduo, pero ella lo disfruta, y eso me da esperanza. Espero que este pequeño acto de resistencia sea suficiente para mantener viva la chispa de la reflexión y el pensamiento crítico en una sociedad que parece haberlo olvidado.

En estas sesiones, veo la curiosidad brillar en sus ojos. Le enseño a escribir con un lápiz, un arte casi perdido. Le hablo de cómo era la educación antes, de cómo los libros eran accesibles para todos y el conocimiento no estaba monopolizado por una élite. Ella escucha atentamente, a veces incrédula, pero siempre interesada.

Mientras tanto, en las sombras de la ciudad, los colegios tradicionales siguen siendo un privilegio que solo unos pocos pueden permitirse. La mayoría de los niños crecen sin saber lo que es una hoja de papel o un libro físico. Viven en un mundo donde todo está al alcance de un clic, pero han perdido la capacidad de detenerse a pensar.

En mi pequeño rincón, hago lo que puedo para cambiar eso. Puede que sea una lucha silenciosa y minúscula en comparación con la vastedad del problema, pero es una batalla que estoy dispuesta a librar. Si puedo enseñar a mi nieta, y a otros niños como ella, a valorar el pensamiento crítico y la reflexión, habré hecho mi parte para mantener viva una parte esencial de nuestra humanidad.

Así, en un futuro donde la tecnología ha invadido cada aspecto de nuestras vidas, sigo luchando por un espacio donde el pensamiento humano, la reflexión y la comprensión profunda aún tengan un lugar. Y quizás, solo quizás, ese pequeño esfuerzo hará la diferencia que tanto necesitamos.


La IA en la educación

El ChatGPT se ha convertido en una herramienta muy popular que, a estas alturas, muy pocos desconocerán. Desarrollada por OpenAI puede generar textos, responder preguntas, traducir idiomas (mi característica preferida) y realizar una amplia variedad de tareas que no podría enumerar completamente en esta entrada.

Creo que el uso de la IA en la educación tiene un gran potencial, siempre y cuando se use de forma consciente y guiada. En muchos de los vídeos con los que hemos trabajado en esta asignatura, e incluso en la charla de sociología a la que asistimos, se ha destacado constantemente que puede sernos muy útil para adaptarnos a las necesidades individuales del estudiantado proporcionando recursos adicionales y apoyo personalizado, así como en la creación de materiales. José Manuel de Amo resaltaba en su ponencia que la IA incluso puede liberar la carga burocrática que sufre el profesorado, permitiendo a los educadores centrarse en otros aspectos. Para el alumnado, uno de los usos que más me gusta es su capacidad para mejorar las habilidades de escritura.

Debo reconocer que, aunque la interfaz del ChatGPT es muy intuitiva y, por tanto, fácil de usar, me ha llevado tiempo entender completamente la teoría del prompt. Al principio, me costaba mucho darle instrucciones precisas para obtener la ayuda que necesitaba, pero con la práctica he ido mejorando y aprendiendo a formular preguntas de manera efectiva, sobre todo en los momentos en los que me bloqueaba.

El relato que he obtenido a través de esta aplicación me ha sorprendiendo gratamente. Es bastante similar a lo que tenía en mente, en términos de estructura y contenido, de hecho, al haberle proporcionado un prompt bastante completo en el que mezclaba mis ideas con datos personales, la IA ha aportado detalles y matices que yo no habría incluido de la manera en la que lo ha hecho, así que estoy bastante satisfecha con el resultado, a pesar de mi escepticismo inicial. 


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